La calidad de cualquier masa de agua,
superficial o subterránea depende tanto de factores naturales como de la acción
humana.
Sin la acción humana, la calidad del
agua vendría determinada por la erosion del substrato mineral, los procesos
atmosféricos de evapotranspiración y sedimentación de lodos y sales, la
lixiviación natural de la materia organica y los nutrientes del suelo por los
factores hidrológicos, y los procesos biológicos en el medio acuático que
pueden alterar la composición física y química del agua.
Por lo general, la calidad del agua se
determina comparando las características físicas y químicas de una muestra de
agua con unas directrices de calidad del agua o estándares. En el caso del agua
potable, estas normas se establecen para asegurar un suministro de agua limpia
y saludable para el consumo humano y, de este modo, proteger la salud de las
personas. Estas normas se basan normalmente en unos niveles de toxicidad
científicamente aceptables tanto para los humanos como para los organismos
acuáticos.
Se conoce al agua como disolvente
universal porque tiene capacidad para disolver lentamente casi cualquier cosa
con la que llegara a estar en contacto. Desde que la lluvia cae a través de la
atmosfera, discurre sobre la superficie terrestre o se infiltra en ella, esta
constantemente disolviendo la materia.
En la atmosfera durante la condensación
y precipitación, la lluvia o la nieve absorben cantidades variables de dióxido
de carbono y otros gases, a si como pequeñas cantidades de material orgánico e
inorgánico.
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